Cuando me mudé lo primero que sembré fueron 7 matas de lechosa, por supuesto, leí todo lo que encontré y vi todos los videos de internet sobre cultivo de lechosas, las revisaba todos los días, las regaba como decía la literatura, casi dormía con ellas… todas murieron, creo que no las regué lo suficiente. Compré 7 matas más, averigüe y me dijeron que acá con tanto sol había que regarlas más, les hice un sistema de canales para que siempre tuvieran suficiente agua… pero se murieron también, esta vez por exceso. Sembré 7 más, las regaba a diario, tenían su pequeño buco, crecieron bellas hasta que comenzó la temporada de lluvias, murieron también. Ya para es fecha más de uno por acá me había dicho que desistiera, que estas tierras no eran aptas para lechosa; pero así como con el país no me di por vencida y compré 7 matas más (y después 6, tengo 13), ya la mitad tiene carga y están bellísimas y las últimas van mucho mejor que las primeras. Aprendí qué hay que ponerles muchísima agua cuando hay sol, sacarle agua cuando llueve, protegerlas del viento y abonarlas frecuentemente. Tardé un año aprendiendo y aunque aún me falta mucho ya se cómo hacerlas crecer.
Tengo mi vida entera aprendiéndolo todo lo más rápido posible, cuando quería saber de algo pasaba noches sin dormir y días monotemática hasta lograrlo (y cuando no lo lograba desistía) El campo me ha enseñado a tener paciencia, a pasar un año viendo crecer una planta, a emocionarme cuando florecen y a esperar a que maduren los frutos. No es fácil para alguien que quiere todo para ya… pero nada más gratificante que el momento de la cosecha después de meses de esfuerzo.
Creo también que es una cualidad qué hay que cultivar en los niños, no solo el tema de la paciencia. Cuando siembras aprendes a no darte por vencido, aprendes perseverancia, disciplina, aprendes de donde viene la comida y valoras más el no desperdiciar, aprendes de riesgo y como minimizarlo, de ensayo y error, de investigación… y no hay que mudarse al campo, cualquier espacio por muy pequeño que sea sirve para sembrar, así sea una caraota en un frasco de compota, o un arbolito en algún terreno baldío cerca de casa.
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